Querida Presidenta:
Hace unos días me dirigía a usted desde este blogg para
decirle que no se podía olvidar de Sisante en estos días en que sus vecinos y
otras muchas personas de la comarca celebran el Centenario de la llegada a la
villa de Nuestro Padre Jesús Nazareno, imagen que solo es sacada en procesión
cada cien años y que se venera en el convento de Clarisas Franciscanas de esta
localidad que forma parte del territorio que usted gobierna.
Tenía la impresión de que usted visitaría nuestro pueblo y
nos acompañaría, al menos unas horas, en estas fechas jubilares y, aunque la
esperanza es lo último que se pierde, me temo lo peor, lo peor para usted mas
que para nosotros. Y mis temores nacen de la lectura de su saluda publicado en
el programa de estas fiestas del centenario.
Vera usted, de la lectura del mismo se deducen dos cuestiones de forma inmediata: la
primera, que usted, a quien supongo bien informada, no leyó el citado saluda y
la segunda, derivada de la primera, es que nuestra señora presidenta, como le
ocurría al coronel de García Márquez, no tiene quien le escriba con el rigor y
la sensibilidad que el acontecimiento se merece.
Pensará usted o se lo dirán sus asesores, que este asunto es
una tontería que no merece mas comentarios y en eso yerran. Yerran, porque la
importancia nace de que las pequeñas cosas,- total un saluda-, califican los
comportamientos y definen las relaciones del que administra con los
administrados. Me dicen que no
vendrá a Sisante y líbreme Dios de
inmiscuirme en su apretada agenda, pero si admitiera una sugerencia yo le
pedería que venga a Sisante, que visite el convento y medite unos minutos
delante del Nazareno. Al Nazareno de Sisante le pedimos los que creemos que el
representa a Cristo/Dios camino del Calvario y, también, los que no lo
creen.
El próximo 14 de septiembre nos juntaremos en Sisante varios
millares de personas a las que nos unen muchas cosas, cosas en las casi nunca pensamos, como lo es
nuestro origen, los muertos que duermen bajo estas tierras, unas veces calcinadas
por el sol y agrietadas por la sequía y otras endurecida por los hielos que
cortan la savia y queman la vida y cuando esas cosas ocurren nos queda, como escribía
Miguel de Unamuno refiriéndose a otra venerada imagen, “el Cristo formidable de
esta tierra”, el que mas nos une.
Presidenta, no nos defraude.
Juan Francisco Martínez-Herrera Escribano
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